El domingo por la tarde llegamos a Valencia. Habíamos tomado el tren de las doce desde Barcelona. A la estación llegamos dos horas antes. Una señora que bajaba las escaleras nos dijo “no hay trenes, se robaron el cobre”. Luego supimos que era día de elecciones. Habrán intentado sabotearlas. Ríos de gente corriendo de un lado a otro, gente que se quedaba sin tren, sin votar, sin poder salir de la ciudad. Como sea nosotros cogimos nuestro tren a Valencia. Llevamos aquí tres días. En la oficina me lo advirtieron, algunos amigos también, y me ha pasado: no quiero volver a Australia, quiero quedarme aquí.