Se terminaba la noche

Anoche tocó Pavement aquí en Sydney. El concierto se anunció el año pasado pero no compré boletos porque tenía planes de viajar México en estas fechas. El viaje se pospuso y cuando me acordé de lo de Pavement ya no había boletos.

En Instagram, un amigo publicó fotos del concierto y las acompañó con el título de una biografía de la banda: “perfect sound forever”.

Hace dos años se anunció el concierto para El Mató a Un Policía Motorizado en la Ciudad de México. Compré cuatro boletos porque esa vez iba a ir a México con Gemma, Meredith y Joel.

Conocí a las dos bandas, a Pavement y Él Mató, por Bob. O Boba, depende, aunque no sé bien de qué, pero a veces es Bob y otras Boba.

En las fiestas en casa de Boba, cuando Boba todavía vivía y yo vivía en México, hace más de ocho años, seguido poníamos el video de “Más o menos bien”. Después poníamos otras canciones pero de alguna manera todas conducían siempre a “El triste” de José José. Era la señal de que la fiesta llegaba a algún lugar que conocíamos desde hace tiempo. A un precipicio:

Se iban los amigos.
Llegaban otros.
Se terminaba la comida.
Se improvisaba.
Se rompían los vasos al caer al suelo.
Surgían, de la nada, más botellas.
Se atropellaban las canciones unas a otras.
Se abrían libros, se mojaban.
Se leían poemas.

Se llenaba
la casa
de humo,
risas,
bailes.

Se terminaba la
noche.

(Hice aquel viaje a México, el de hace dos años, solo. Daniel me acompañó a escuchar a Él Mató. Junto a nosotros quedaron dos lugares vacíos.)