Despierto.
Cinco de la mañana.
Aún está oscuro.
Se oye el canto de los pájaros.
Se oyen gritos también.
Es un hombre.
Y una mujer.
El hombre grita:
Fuck!
Fuck!
Fuck!
La mujer solo grita
como aullando.
A lo lejos pasan
algunos carros.
Sigue oscuro.
Junto a mí,
escucho la respiración de Gemma.
Mi corazón late
y también lo escucho.
Los gritos siguen.
No sé decir si son gritos de
dolor o de placer.
Podrían ser ambos a la vez,
me digo.
Me pregunto.
Una patrulla pasa,
lleva la sirena encendida.
El auto se detiene en algún sitio.
La sirena se detiene también.
Los gritos no.
Los gritos siguen:
Fuck!
Fuck!
Fuck!
Siguen también los aullidos,
sigue el canto de los pájaros,
la respiración de Gemma,
mis latidos.
La madrugada se mueve
con lentitud,
violencia
y frío.